“Teatro en décimas: La muerte busca una salida” en The Clinic

Fuente: The Clinic

El cadáver Armando Prieto pide su último deseo desde el mundo de los muertos: que le hagan olvidar su paso entre los vivos. Su viuda Aurelia se niega a dejarlo ir. Entre el bar de los vivos y el cementerio de los muertos, media un Conserje egoísta y burlón. Es la historia trágica y cómica que cuentan las décimas de La casa del sordo, obra de teatro escrita por Simón Espinosa y recién publicada por La Pollera.

El actor y director Pato Pimienta piensa en el prólogo: “La tradición literaria ha llenado bibliotecas solo para hacer transpirar a la muerte delante de nuestros huesos vivos. Pero aún no nos ha enseñado a ganarle. Este libro nos susurra algo al oído en unos muy acertados versos:

De por sí la muerte es muerte
no devuelve lo que es suyo.

Uno de los momentos más memorables de las décimas de La Negra Ester de Roberto Parra, es cuando debemos acompañar al protagonista en un minuto de silencio por la negra Ester. En La Casa del Sordo, la muerte se presenta haciendo resistencia a su propia condición. La muerte busca una salida. La muerte emociona”.

Se encorvaron muy despacio
dos amantes que sabían
que algún día no tendrían
más barrera que el espacio.
Es sabido que reacio
pasa el tiempo pal que anhela
porque el viento no hincha velas
sin saber que el barco es bueno,
un segundo o un milenio
todo queda en esa estela.

En las casas de cemento
pasarán las horas sordas
y los gritos que se bordan
en el manto del silencio.
Quedará cada lamento
como el eco que rebota
entre el polvo, entre las motas,
muy callado, sin sonido,
porque aquí gana el olvido
la palabra ya no brota.

LA CASA DEL SORDO
Simón Pablo Espinosa
La Pollera, 59 páginas.

“El teatro en décimas está de vuelta: “La Casa del Sordo”” en Radio Zero

Fuente: Radio Zero

Esta obra de teatro en décimas narra la historia de dos amantes que fueron separados por la muerte y cómo sufren y suplican para poder olvidar a quien ya no está. Un muerto que regresa, una mujer que no puede dejar ir, un borracho que solo quiere seguir bebiendo, conforman la escena bohemia, trágica y a la vez cómica de este texto.

Es la primera incursión en la dramaturgia de Simón Pablo Espinosa, periodista en The Clinic, guionista en El Club de la Comedia y creador de En Volá (www.envola.cl). El libro, editado por La Pollera Ediciones, estará presente en La Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) en el Stand D27, desde el 23 de octubre al 9 de noviembre, en el Centro Cultural Estación Mapocho.

El prologuista, actor y director de teatro, Pato Pimienta, se refirió a la obra de la siguiente manera:

“Si bien hay ciertos versos que huelen a noche, a vino y puterío, confabulan en el texto con amores no resueltos, con muertos porfiados, con deseos que luchan con lo inevitable, en una mezcla exquisita entre lo profano y lo bello”.

“José Edwards, escritor en la penumbra”. Por Mario Valdovinos para Artes y Letras.

La Pollera Ediciones recupera la obra de este autor de la generación del 38, quien en su escritura incorporó la duda metafísica, la crítica social, la ironía, la fantasía.  
Mario Valdovinos José Edwards era un arquitecto y su secreta pasión, la literatura. Cultivó los géneros del cuento, el ensayo, el teatro, el diario íntimo y el más paradojal de todos: el bajo perfil, el escritor en la penumbra, el autor inédito, tal vez con la esperanza de ser, en los años futuros, un escritor de culto. Vivió solo sesenta años y las fechas de nacimiento y muerte, 1910-1970, aparecen con la meticulosidad de un plano arquitectónico. Mantuvo amistad con Eduardo Anguita, quien lo estimuló y elogió; fue un autor treintaiochista, pero fuera de catálogo. Un fantasma de la generación de Manuel Rojas, Carlos Droguett, Volodia Teitelboim.

En su obra teatral Post Mortem , José Edwards construye una farsa sobre la otra vida. ¿Están fallecidos todos los personajes? Aparecen en su obra las dimensiones del teatro de la segunda mitad del siglo pasado, el esperpento, el absurdo, el existencialismo como tinglado filosófico del otro tinglado, el de la farsa, donde se mueven los personajes, Adán I y Adán II, disputándose a Eva, una mujer conservadora que anhela familia e hijos. La obra contrapone en su conflicto corrientes políticas e ideológicas: capitalismo/ socialismo, dictadura/democracia, empirismo/ racionalismo, ironizando todo. Si bien no llegó a estrenar su teatro, la ironía parece ser su mejor arma dramática.

En los cuentos de La imposible ruptura del señor espejo , fuera de las sugerentes ilustraciones de Rafael Edwards, su hijo, que preceden cada fragmento, destacan los relatos “Consultorio sentimental”, donde Stella Maris escribe una carta al profesor Rabindranath Mardones, pues necesita consejos ya que su amado Cristián no corta aún el cordón umbilical; “Orgía en el subterráneo”, en el que el señor Anubis le encarga al sastre Osiris Fuentes una serie de fracs para una celebración mortuoria, en el mausoleo de la familia Archipiélago; y “El hombre del sillón”, tal vez el más significativo en la línea narrativa que cultivó Edwards, empujado por el absurdo y el existencialismo, el narrador de la historia pasa todos los días en bus frente a una ventana abierta donde ve a un hombre sentado. Cuando ya no lo vea pasará a formar parte de sus sueños. El relato tiene una atmósfera kafkiana y recuerda paralelamente la cuentística de Juan Emar. “Post Data” es una declaración de principios, un arte poética, además de un alegato dirigido a Cristo por la recuperación de todo lo perdido.

En el volumen de ensayos Invitación al desorden , encontramos las secciones: I. Mitologías, donde destaca “El caos”: el universo dividido en amor, desamor y desorden, es tironeado por aquello que lo rige, el azar; II. Ensayos: en “A propósito del amor”, la tesis es que el amor se alimenta de su fracaso, de la constante imposibilidad de alcanzar su objetivo; y en “Carta cerrada”, dirige una epístola al demonio, residente en el infierno, con el propósito de esperar una respuesta, pues el coludo lo sabe, está dentro de todos; III. Diario íntimo, escrito entre 1965 y 1969, sus temas son: mitología, filosofía, historia, literatura, Sartre, Dostoievski, Mohomed Alí, la paz, el paraíso, la fe.

José Edwards dibujó con su confidencial y extensa obra una cartografía de su existencia, la escritura callada pero no desvaída de una bitácora. Usó las armas de su tiempo, la duda metafísica, la crítica social, la ironía, la fantasía. Pero prefirió permanecer en el anonimato. Los volúmenes publicados ahora por La Pollera Ediciones prueban que fue un error. Y le otorgan un gran valor a este rescate.

José Edwards fue un autor treintaiochista, pero fuera de catálogo.

Adelanto de Teatro de José Edwards

Se abre el telón. Al principio del escenario, a manera de un segundo telón, aparece una especie de muralla deteriorada y envilecida por pequeñas o grandes inscripciones clandestinas. La muralla contiene una puerta diminuta. Esta puerta está cerrada. En el estrecho espacio situado entre el telón y este segundo telón, aparece, emergiendo de algún lado, Adán II. Es un sujeto de aspecto amorfo y estatura más bien elevada, premunido por un ofensivo par de anteojos oscuros; su edad fluctúa alrededor de los 35 años aun cuando representa más, ya que su aspecto es el de un profesor, un tecnócrata o algo semejante.

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