Sobre “Delitos de poca envergadura” por Rodrigo Pinto en Revista Sábado

“En algún sentido, Delitos de poca envergadura es también un relato plural, puesto que el hilo que guía la construcción de la ficción es tan simple como eficaz y múltiple. Se trata de un amplio recorrido por esas pequeñas faltas, o deslices, u olvidos, o manías, que se dan de bruces con un entramado siniestro y agobiante…”

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“Pelota Sudaca” en Revista El Sábado por Rodrigo Pinto

De los muchos libros que han aparecido con motivo de la Copa América, probablemente Pelota sudaca sea el más atípico y singular en su estilo y contenido. Si nos atenemos al índice, no tiene mucho de novedoso: revisa, país por país, los perfiles de los jugadores más destacados de su historia, incluyendo tanto a los ya largamente fallecidos como a los jugadores que hoy brillan en los estadios de Santiago, La Serena o Temuco. Lo llamativo y original es la manera en que están construidos los perfiles, tanto de cada país como de los jugadores. El lenguaje, para empezar, no es el clásico de un libro sobre deportes o fútbol. Hay una suerte de delirio encendido en párrafos largos, sinuosos y plagados de comas -muchas de ellas de sobra, pero ya es una decisión de estilo-, que aspira a atrapar en la palabra el misterio y la belleza del fútbol. “Tal como Lautaro se laureó fama de exterminador de conquistadores y cobardes, el rumor de un Matador de sangre mapuche cruzó desde los Andes hasta la Gran Bota, contando la historia de un enemigo de la compasión que era capaz de convertir un ladrillo de asbesto en una hermosa estrella fugaz destinada a desintegrarse en las redes”, se lee en el perfil de Marcelo Salas. La cita arroja luz sobre otra particularidad del libro: la amplitud y frecuencia de referencias que no pertenecen al ámbito del fútbol (uno de los autores, Jerónimo Parada, es licenciado en filosofía; el otro, Andrés Santa María, es periodista). La mitología griega, las leyendas artúricas, el nacimiento del bossa nova y del candombe, el mestizaje, las guerras latinoamericanas, las tradiciones de los pueblos originarios, algunos libros de la Biblia, Schopenhauer y Nietzsche, los príncipes italianos, la arquitectura europea, el capitalismo salvaje, la pobreza y el desenfreno, todo se funde en estos perfiles que pueden comenzar por cualquier parte y que, en realidad, no retratan a cada personaje, sino al conjunto de referencias que con humor e imaginación se puede construir en torno a ellos. Por eso es atípico, un libro raro pero también refrescante, que se complace en la desmesura, la arbitrariedad y un sentido del humor a veces críptico, pero siempre fecundo. Prueba, además, que las aproximaciones al fútbol no tienen por qué ser las de siempre, y que la mitología griega (y otros saberes) no sobra a la hora de instalarse a mirar un partido de fútbol.

“20.000. Diez relatos espeluznantes” por Rodrigo Pinto para Revista El Sábado

La legalización de la producción y el consumo de la marihuana en Uruguay ha reabierto un debate mundial sobre una droga cuya peligrosidad ha sido muy cuestionada. La ley 20.000 penaliza el tráfico de marihuana. No así el consumo, pero, para consumir, hay que tener; y eso abre dos opciones: el autocultivo -penado por la misma ley- y el recurso a las redes de narcotráfico. De ello tratan estos diez cuentos, como lo aclara el subtítulo: “Una ley que fabrica delincuentes en un país donde nadie está a salvo”. En la introducción, los editores dicen que “no estamos discutiendo los beneficios o depravaciones de un vegetal casualmente llamado droga en vez de ensalada. Lo que buscamos es demostrar que la persecución es siniestra y es una solución retrógrada al problema de la drogadicción (si es que la marihuana juega un rol en eso)”. Para encontrar los relatos organizaron el Primer Concurso Literario Sobre la Ilegalidad de la Marihuana en Chile.

Algunos cuentos, como es previsible, rondan la innecesaria truculencia, especialmente los dos primeros, “Por veinte lucas” y “Sin pepas”. “Euforia” es un relato que juega con la idea de que la legalización universal de la marihuana tendría efectos devastadores en la sociedad. Hay otros cuentos cuyo valor es más testimonial y didáctico: “Cronología del daño” y “Por la madre, cualquier cosa”, apuntan hacia el riesgo del autocultivo; en la misma línea, pero desde la perspectiva de un policía arrepentido que a la vez apunta a la corrupción que protege el narcotráfico, se inscribe “Relato de un antihéroe”. “El profesor” y “Solo fui a comprar” tocan el microtráfico. Este último es uno de los más logrados; la trama es obvia, se trata de comprar droga, pero el estilo coloquial del relato capta muy bien la sensación de riesgo y peligro: “Todo lo que tuve que hacer me lo hicieron quienes permiten que esto se mantenga así. Esta vez no me atraparon los pacos ni los delincuentes, pero sí me atraparon. Me sentí un delincuente más, un delincuente sin culpa ni delito”. “100 sensaciones” sitúa la marihuana como parte central en una historia de amor. “Las cinco de la tarde en alguna parte” es otro cuento muy bien escrito y quizá el más imaginativo: ya no se trata de la marihuana, esta vez es otro producto de consumo habitual el perseguido por la ley, y el juego paródico que levanta la autora es de lo mejor del libro.

Varios autores. Libros de la Pollera. Santiago, 2013. 135 páginas.