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Crítica de Rodrigo Pinto a Pelota Cosaca en Revista Sábado

Fuente: El Mercurio

El próximo jueves, a las once de la mañana de Chile, salen a la cancha las selecciones de Arabia Saudita y Rusia, anfitrión del espectáculo de masas más visto en el mundo, con más de mil millones de espectadores en el partido final. Hace tres años, Chile era uno de los protagonistas de Pelota sudaca, el anterior libro de Jerónimo Parada (filósofo) y Andrés Santa María (periodista), publicado poco antes de la Copa América que se jugó en este país y que Chile ganó por primera vez en su historia.

Hoy es el gran ausente de la cita mundialera, pero eso no detuvo a los autores, que nuevamente llevaron a cabo una colección de perfiles -de cada país y de uno o dos jugadores de cada selección. Si algo distingue esta serie -que probablemente continuará- es el humor y el desparpajo, la soltura y la multiplicidad de saberes: filosofía, historia, geografía, política, comercio, arte, arquitectura, religión, mitología, tradición, literatura, etcétera, que se dan cita en estas breves pinceladas nacionales o personales. No espere el lector encontrar el perfil socioeconómico de Rusia o, al menos, no el tradicional: el texto gira en torno a una cuestión que todo el mundo sabe, pero que pocos dicen. Para Putin, el mundial “es una cuestión de respeto”. El deporte y la gloria del triunfo dan lo mismo, porque “el mundial es fiesta y carnaval, un espacio de celebración que a ningún anfitrión le es negado”. Fiesta. El carnaval de Putin.

El evangelista Mateo y sus sueños sobre Jesús, Séneca y Borges contribuyen a construir el retrato de Lionel Messi como el segundo mesías: “El heredero celestial de Maradona anunciaba su legítimo derecho al trono desperdigando belleza y felicidad”. La hipérbole es el principal recurso utilizado en este perfil, y de manera soberbia, hay que decirlo. ¿Suárez? Una colección de recuerdos y una cita con el campo de entrenamiento. ¿Kroos? Circula por los caminos que describió Descartes, “la matemática es la ciencia del orden y la medida”. ¿Serbia? Un equipo que se alimenta de la ira, “una proteína que permite hacer emerger aquel sentido de la supervivencia que es capaz de resistir las más violentas batallas”.

¿El iraní Sardar Azmoun? Su destino es el cruce entre los antiguos dioses persas y terribles profecías. ¿Suecia? La búsqueda incesante “del punto medio entre la pasión y el hábito” como destino nacional contemporáneo, roto, eso sí, por Zlatan y la contemplación de sí mismo. Con menos comas, cuestión muy bienvenida, y con más humor y desmesura, este libro es un buen aperitivo para esas citas de 90 o 120 minutos que pronto comienzan.
Jerónimo Parada y Andrés Santa María.La Pollera, Santiago, 2018.280 páginas.

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