El suplemento cultral de El Mercurio, Artes y letras, realizó el balance cultural del año 2017 eligendo a La Pollera como Mejor Editorial. Junto con esto, fueron mencionados entre los rescates del año la novela que publicamos de Droguett, El hombre que trasladaba las ciudades, y a Andrés Montero, autor de Tony Ninguno, como un escritor prometedor.
Continue readingDaniel Campusano entrevistado en Artes y letras por su novela No me vayas a soltar
En un reportaje sobre cuatro novelas sobre temas familiares, fue entrevstado el autor de No me vayas a soltar, Daniel Campusano.
Continue readingSobre la prosa de Rosamel del Valle en Artes y letras
La Pollera edita por primera vez en Chile sus novelas Eva y la fuga y Elina, aroma terrestre . El mismo sello publica el libro de relatos Las llaves invisibles y dos plaquettes que se agregan a la reedición del poemario
Continue reading“Cartas desde la Tierra” de Mark Twain en El marcador de libros
El marcador de libros, dentro del suplemente Artes y Letras, realizó una guía de lectura arbitraria, dentro de la cual incluyó nuestra traducción de Mark Twain.
Continue reading“La novela perdida de Carlos Droguett” por Roberto Careaga en Artes y Letras
Publicada en España en 1973, El hombre que trasladaba las ciudades nunca circuló en Chile. Apenas fue leída. Es el final de una trilogía descarnada sobre la Conquista de América y parte de un mar de textos descatalogados e inéditos del autor de Eloy .
Continue reading“El regreso de dos poetas pop” por Maureen Lennon en Artes y Letras
Entrevista a los poetas Mauricio Redolés y Erick Pohlhammer por sus próximas publicaciones en la Revista de Libros de El Mercurio.
Continue reading“Bajo la carpa del circo”: critica de José Promis a la novela Tony Ninguno en Artes y Letras
“Una narración que se lee con agrado e interés, y logra adueñarse de la simpatía del lector”.
Continue reading“José Edwards, escritor en la penumbra”. Por Mario Valdovinos para Artes y Letras.
La Pollera Ediciones recupera la obra de este autor de la generación del 38, quien en su escritura incorporó la duda metafísica, la crítica social, la ironía, la fantasía.
Mario Valdovinos José Edwards era un arquitecto y su secreta pasión, la literatura. Cultivó los géneros del cuento, el ensayo, el teatro, el diario íntimo y el más paradojal de todos: el bajo perfil, el escritor en la penumbra, el autor inédito, tal vez con la esperanza de ser, en los años futuros, un escritor de culto. Vivió solo sesenta años y las fechas de nacimiento y muerte, 1910-1970, aparecen con la meticulosidad de un plano arquitectónico. Mantuvo amistad con Eduardo Anguita, quien lo estimuló y elogió; fue un autor treintaiochista, pero fuera de catálogo. Un fantasma de la generación de Manuel Rojas, Carlos Droguett, Volodia Teitelboim.
En su obra teatral Post Mortem , José Edwards construye una farsa sobre la otra vida. ¿Están fallecidos todos los personajes? Aparecen en su obra las dimensiones del teatro de la segunda mitad del siglo pasado, el esperpento, el absurdo, el existencialismo como tinglado filosófico del otro tinglado, el de la farsa, donde se mueven los personajes, Adán I y Adán II, disputándose a Eva, una mujer conservadora que anhela familia e hijos. La obra contrapone en su conflicto corrientes políticas e ideológicas: capitalismo/ socialismo, dictadura/democracia, empirismo/ racionalismo, ironizando todo. Si bien no llegó a estrenar su teatro, la ironía parece ser su mejor arma dramática.
En los cuentos de La imposible ruptura del señor espejo , fuera de las sugerentes ilustraciones de Rafael Edwards, su hijo, que preceden cada fragmento, destacan los relatos “Consultorio sentimental”, donde Stella Maris escribe una carta al profesor Rabindranath Mardones, pues necesita consejos ya que su amado Cristián no corta aún el cordón umbilical; “Orgía en el subterráneo”, en el que el señor Anubis le encarga al sastre Osiris Fuentes una serie de fracs para una celebración mortuoria, en el mausoleo de la familia Archipiélago; y “El hombre del sillón”, tal vez el más significativo en la línea narrativa que cultivó Edwards, empujado por el absurdo y el existencialismo, el narrador de la historia pasa todos los días en bus frente a una ventana abierta donde ve a un hombre sentado. Cuando ya no lo vea pasará a formar parte de sus sueños. El relato tiene una atmósfera kafkiana y recuerda paralelamente la cuentística de Juan Emar. “Post Data” es una declaración de principios, un arte poética, además de un alegato dirigido a Cristo por la recuperación de todo lo perdido.
En el volumen de ensayos Invitación al desorden , encontramos las secciones: I. Mitologías, donde destaca “El caos”: el universo dividido en amor, desamor y desorden, es tironeado por aquello que lo rige, el azar; II. Ensayos: en “A propósito del amor”, la tesis es que el amor se alimenta de su fracaso, de la constante imposibilidad de alcanzar su objetivo; y en “Carta cerrada”, dirige una epístola al demonio, residente en el infierno, con el propósito de esperar una respuesta, pues el coludo lo sabe, está dentro de todos; III. Diario íntimo, escrito entre 1965 y 1969, sus temas son: mitología, filosofía, historia, literatura, Sartre, Dostoievski, Mohomed Alí, la paz, el paraíso, la fe.
José Edwards dibujó con su confidencial y extensa obra una cartografía de su existencia, la escritura callada pero no desvaída de una bitácora. Usó las armas de su tiempo, la duda metafísica, la crítica social, la ironía, la fantasía. Pero prefirió permanecer en el anonimato. Los volúmenes publicados ahora por La Pollera Ediciones prueban que fue un error. Y le otorgan un gran valor a este rescate.
José Edwards fue un autor treintaiochista, pero fuera de catálogo.