Reeditan la novela “Eva y la fuga” y el libro de cuentos “Las llaves invisibles. Rosamel del Valle vuelve a las suyas con la mujer que anda sobre llamas. Ambos volúmenes son piezas claves en la obra del poeta, pero hasta ahora eran prácticamente inencontrables.
Continue reading“Libro revela montones de leseras que día a día hacen la vida imposible” por Leonardo Sanhueza en Las Últimas Noticias
Publican “Delitos de poca envergadura”, de Simón Ergas y Rafael Edwards. El volumen reúne más de 40 relatos ilustrados que exploran las consecuencias tragicómicas del funcionamiento social.
Continue reading” Mark Twain vuelve a matarse de la risa hablando de religión” por Leonardo Sanhueza en Las Últimas Noticias
En los últimos años de su vida, Mark Twain terminó de escribir una serie de textos breves sobre las creencias cristianas, relatándolas con tal humor que, sin quitarles ni agregarles nada a las historias bíblicas y a los dogmas religiosos, logra mostrarlas como una de las más absurdas e incomprensibles invenciones del ser humano. Como se puede imaginar, esas páginas no sólo eran muy cómicas, sino también extremadamente provocadoras y potencialmente escandalosas, tanto así que después de la muerte del autor estadounidense, ocurrida en 1910, su familia las mantuvo en secreto durante más de medio siglo, y sólo en 1962 una de sus hijas, Clara Clemens, a los 88 años, accedió finalmente a publicarlas.
Continue reading” Aparece novela de Juan Emar después de 89 años de reposo” por Lenoardo Sanhueza en Las Últimas Noticias
E n 1923, a los treinta años, Álvaro Yáñez Bianchi todavía no había adoptado el seudónimo de Juan Emar, pero sí había comenzado a escribir la novela Amor , cuyo protagonista se llamaba así, Juan, y en cuya historia ya están trazados muchos rasgos –incluso una escena clave de uno de sus cuentos futuros: la cabalgata en solitario por el campo– que harían célebre al más excéntrico y vanguardista de los narradores chilenos del siglo veinte. El borrador fue terminado en 1925 y su autor, que ya se había convertido en Emar, lo dejó reposar un tiempo.
Tal reposo duró 89 años, hasta estos días, en que Simón Ergas y Nicolás Leyton terminaron de descrifrar el manuscrito del Amor , libro que acaba de ver la luz bajo el sello de La Pollera Ediciones, que hace poco había rescatado otro libro inédito de Emar, Cavilaciones .
“No soy un experto en la literatura de Emar”, explica Ergas. “Pero nos horrorizamos al ver que tanto Cavilaciones como Amor estaban inéditos sin razón alguna”.
–¿Te parece que en Amor ya están presentes muchos aspectos del “mundo” de Emar, que vino a mostrarse recién en 1935, cuando publicó sus tres primeros libros?
–Si bien publicó sus libros en la década del 30, por algunas fechas en algún cuento queda claro que estaba escribiéndolos de antes. Además, con Cavilaciones abrió una búsqueda filosófica que se perpetuó luego hacia su obra literaria. Hay grandes temas que atraviesan su creación; su necesidad de comprender más al ser humano, su apreciación de las artes, la inevitabilidad del fuego creador que se cobija en el artista, sus preferencias por ciertos colores, las luchas generacionales con los artistas viejos y, sobre todo, su percepción tan subjetiva de la realidad, cosa que en algunos cuadros literarios lo llevaron a pintar imágenes absolutamente surrealistas. Las excursiones inspiradoras al campo, la locura por comprender el mundo intelectualmente, el sentimiento de soledad respecto a la gente “normal”. En Amor comenzó también a experimentar de manera estética sus ideas.
–La época en que escribió este libro (1923-25) coincide con la creación del seudónimo Jean Emar (1924), que luego quedó en Juan Emar. ¿Considerarías que este libro marca también su “nacimiento” literario?
–Podríamos decirlo. Hay una anécdota en la edición de este libro que podría responder esa pregunta, es una pregunta abierta que nos hicimos con quienes participaron de esta transcripción pero podría arrojar ciertas luces. El manuscrito de Amor tenía sus primeras veinte páginas mecanografiadas. Según la Fundación Emar, esas páginas fueron mecanografiadas por el mismo autor, considerando la tipografía, el formato y edad del papel. Es decir, creemos que él comenzó a revisar la novela, para cerrarla, quizás para publicarla. Lo interesante es que en esa porción “revisada”, el autor comenzó a cambiar el nombre del protagonista. Juan, que es el nombre que dejamos en la novela porque cubría la mayor porción del texto y quisimos intervenir lo menos posible, estaba pasando a llamarse Manolo. ¿Habrá decidido cambiar el nombre de su personaje porque él mismo estaba convirtiéndose en Juan?
Leonardo Sanhueza sobre “Invitación al desorden” en Las Últimas Noticias
José Edwards. La Pollera Ediciones, 2012, 242 páginas.
Las Últimas Noticias, 30 de Diciembre de 2012
Hace muy poco La Pollera Ediciones nos sorprendió con La imposible ruptura del señor Espejo y otros cuentos, de José Edwards, uno de los mejores y mayores rescates literarios del último tiempo, pues puso en órbita la obra narrativa del más secreto de los escritores de la generación del 38, la que apenas era conocida parcialmente a través de una breve y ya inencontrable antología publicada a instancias de Eduardo Anguita hace más de cuatro décadas.
Pero eso era nada más la entrada. En este segundo volumen, de un total de tres, se reúne un conjunto de textos híbridos, que a falta de una palabra mejor habría que llamar ensayos. El libro se abre con el capítulo “Mitologías”, que son prosas reflexivas y pequeñas fabulaciones en torno a diversos mitos griegos y cristianos. Lo sigue “Ensayos”, la parte medular del libro: son incursiones literarias en los terrenos de la filosofía, la religión, la historia y hasta la antropología, no desde el lenguaje académico formal, sino desde la libertad de pensamiento, la digresión y la elucubración creativa. Cierran el libro unas páginas del diario íntimo, que utilizan el género con el mismo fin que los ensayos: indagar en las “grandes dudas”, nadar en ellas a sabiendas de que son preguntas insolubles acerca del sentido de la existencia.
El libro es así un perfecto contrapunto de los cuentos desternillantes y terribles de José Edwards, pues presentan en una clave privada las mismas preocupaciones, las de un sujeto asediado por el absurdo y por el misterio, en un ejercicio intelectual que fue característico de su generación, pero que el autor, al igual que Juan Emar, supo llevar de una manera singular y reconocible a la legua.