La música del azar, como diría Auster, pareciera ser el fondo de este relato que se inicia cuando Simón Ergas, uno de los editores de La Pollera Ediciones se lanza al rescate de una historia familiar, la de su abuelo, y lo plasma en el único objeto en que concebía su cabeza: Un libro. Se titula”De una rara belleza” y fue el primer paso de la editorial, en el año 2011.
Con esta propuesta, y en conjunto a Nicolás Leyton, inician un camino tan inesperado como pretendido. Ambos editores, impulsados por las casualidades, realizan un hallazgo editorial al publicar a José Edwards, escritor de la generación del 38 y que en vida no publicó ya que se dedicó a su profesión de arquitecto. Conocí a su hijo y la familia estaba con intenciones de recuperar su obra y allí estabamos nosotros, nos cuenta Simón Ergas.
Nuestro caso ha sido muy raro y hasta arriesgaría accidental, nos hemos metido tan sin querer a este mundo, y de alguna manera es lo que queríamos hacer. Creamos una editorial y no teniamos definido nuestra primera publicación, hasta que apareció esta posibilidad, con la obra de José Edwards y empezamos a comprometernos con ella y descubrimos que había asociaciones, que había ferias… no sabiamos que existían las ferias de editoriales independientes…y fue abriéndose ese espacio solo, o no tan solo sino que es parte del accidente. José Edwards nos metió en este mundo relata Ergas, agregando que así obtuvieron el respeto del medio y con ello aabrieron las puertas de libreros, editores, gestores y prensa especializada, lo que facilitó la llegada y aceptación de otros títulos de la editorial.
Cuál es la propuesta editorial de La Pollera?
Nosotros pensamos la editorial en tres líneas: rescate literario, proyectos propios y publicación de autores jóvenes.
El rescate literario lo empezamos con José Edwards, continuamos con Poema de Chile, de Gabriela Mistral, y ahora estamos trabajando para publicar un inédito de Juan Emar en el que estamos en un proceso de transcripción de manuscritos, un trabajo arduo y muy lento.
Luego tenemos los proyectos propios que buscan responder a las inquietudes personales, como la gastronomía o la crítica literaria. Estamos trabajando para publicar en esas áreas.
Y finalmente la publicación de autores jóvenes. Tenemos una gran deuda con el presente, y en esta línea se enmarca el libro del concurso “20.000. Diez relatos espeluznantes”.
Este último título, de singular actualidad, es una reunión de 10 relatos sobre la temática del consumo de marihuana. Surge luego de un concurso literario que organizaron en el 2013 y al que llegaron más de 100 relatos, transformandose en una arista más en el debate de un Chile que comienza a abrirse a conversar sobre el consumo de cannabis, la criminalización de los consumidores y si debe ser legal el autocultivo. Por ello, está dedicado a Manuel Lagos quien se transformó en el referente de esta lucha al ser considerado como narcotraficante y/o víctima, pasar días en cárcel y erigirse como ícono pop de la lucha por la legalización del consumo. El objetivo, planteado desde La Pollera, fue reunir relatos de terror sobre el siniestro escenario en que pone la ley 20.000 a los fumadores en Chile.
La idea de este concurso, según nos cuenta Simón, junto con fijar una posición también pretendía encontrar nuevas plumas, tinta fresca que levanta un discurso. Y en ese sentido, nos fue bien, asegura.
De la lectura y el trabajo editorial
Uno de los grandes problemas en Chile tiene relación con los bajos niveles de lectoría, lo que siempre atenta en el trabajo editorial y el levantamiento de nuevas propuestas. De hecho, según datos de la Segunda Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural que tiene el Ministerio de Cultura señala que más de la mitad de la población declara no haber leído un libro durante el año. Ante esto cabe preguntarnos y preguntar:
¿Qué hacer con un medio que lee tan poco cuando se levanta una propuesta editorial?
Cada libro tiene su público. Cuando hicimos el de la Mistral (Poema de Chile) estaba súper claro, hay un grupo que estaba esperando este libro y su editor (Diego del Pozo) tenía claro que con este trabajo buscaba dar a conocer el libro que, en esta edición cuenta con poemas inéditos que permite entender mejor la obra, y que esa era su misión. Lo mismo que pasó con José Edwards, detrás estaba el interés de la familia, y después todas las personas que celebran la publicación. Luego hicimos la publicación de libros que exploran las otras líneas y que tienen otros objetivos, como estar en la contingencia como hicimos con “20.000. Diez relatos espeluznantes”.
Ustedes publican, al igual que la mayoría de editoriales pequeñas, libros en papel, de baja tirada, pero muy cuidados ¿Cómo se enfrentan al mundo digital y a la denominada muerte del libro de papel?
Con lo que no estoy de acuerdo es con la existencia de un grupo que de manera antojadiza pregona la muerte del libro y, la verdad, no es lo que está pasando, no es lo que veo en el día a día. Todos siguen publicando en papel. No soy contrario al mundo digital, de hecho estoy trabajando en el tema y digitalizando nuestros libros, probando y buscando hacerlos lo mejor posible ya que yo mismo me encargo porque soy programador. Estoy tratando de replicar la experiencia que otorga el libro. Dejando páginas en blanco y cosas de ese tipo, y si con eso podemos encontrar lectores en otras parte del mundo, feliz. Pero yo no estoy en contra, aunque prefiero el papel.
En cuanto al oficio editorial el digital no ha igualado al papel porque este representa la propuesta completa. En un libro en papel puedo elegir todo: márgenes, caja, tipografía…decisiones que van a determinar la experiencia lectora.
¿Que te significa este trabajo editorial?
Le da sentido a la vida… he visto por dentro la edición luego de tener el ideal ficticio de estudiante de literatura que se cree escritor y ya no sé si quiero eso. Lo que me maravilló es que cuando vi la Furia del Libro (feria de editores independientes) en la que estas editoriales tienen todo un aparataje que no se mueve por la venta de un libro sino por la intención artística. Eso me cambió la forma de pensar.
Así, mientras los días avanzan y los proyectos se concretan se va entrando a nuevas realidades tan inesperadas como el número creciente de títulos hace lucir su oficina como una bodega, que los plazos se viene encima, el trabajo es arduo y que el fondo editorial de La Pollera Ediciones cada día es mejor e interesante.
Así, mientras los días avanzan y los proyectos se concretan se va entrando a nuevas realidades tan inesperadas como el número creciente de títulos que hace lucir su oficina como una bodega, los plazos se avecinan, el trabajo arduo y un fondo editorial que comienza a perfilarse y que cada día crece en calidad e interés.
Son los caminos desconocidos que se descubren a paso firme, gracias al trabajo y al azar que, jugando buenas pasadas, marca la ruta de esta joven editorial.