“Lo insondable” por Juvenal Romero en Revista Lecturas

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Federico Zurita: Lo insondable
La Pollera Ediciones, 2015

204 páginas
$ 8.000

Por Juvenal Romero Pérez

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española sostiene que lo insondable, según su segunda acepción, es aquello “que no se puede averiguar, sondear o saber a fondo”, así infinidades de prácticas y teorías producidas por el hombre se pierden en lo insondable del arte, de la literatura, de la ciencia o del universo. Federico Zurita Hecht en esta obra indaga en esta particularidad como podremos observar a través de los trece relatos que conforman la obra. Múltiples personajes pueblan su mundo narrativo, personajes que transitan de un relato a otro interconectados por espacios geográficos comunes (Europa oriental y América del Sur, principalmente) y por las posibilidades de representación que nos entrega el conocimiento y la ficción.

La primera dificultad que como lectores nos presenta el texto es descifrar su naturaleza genérica, ya que es difícil clasificarla con la rigidez conceptual que proponen los géneros literarios. ¿Se trata acaso del segundo conjunto de cuentos de Zurita Hecht? ¿Estamos en presencia de la primera novela del autor? Me inclino por pensar, solo para seguir las reglas del género, que es un libro de cuentos: cada uno de los trece relatos que conforman el volumen pueden ser leídos de modo independiente, sin necesidad de conocer el contenido de los anteriores o sin necesidad de un orden predeterminado que mantenga la lógica discursiva de la narración, es decir, cada relato (cada cuento) funciona como una unidad temática y discursiva. Pero a pesar de ello también podríamos sostener que se trata de una novela, ya que en su totalidad los relatos (o capítulos) conforman un entramado que va perfilando el universo ficticio de Lo insondable.

El primer cuento/capítulo titulado “La disolución del mundo” es la historia es un joven asesinado en el otoño de 1955 por un estadounidense que lo confunde con un ladrón. El suceso ocurre en la ciudad de Puerto Azola, lugar que además sirve de escenario para otros relatos. También habitan “La disolución del mundo” Antón y Olga, representaciones de los posibles hijos que René Andrade, nombre del joven asesinado, tendría en un futuro próximo con su novia. Antón y Olga, además son los protagonistas del último cuento titulado “Lo insondable”, este relato conjuga los elementos de los doce cuentos anteriores, reaparece la idea del asesinato del padre y su conexión, por ejemplo, con el cuento “El idiota y el ángel”, también vuelve al centro de la diégesis la máquina oculta en el sótano de una casa en Moscú, custodiada por Julia Llewellyn-Korbut, que acabaría con el universo, esta idea fuerza se repite como una constante a lo largo de todo el libro. En el cuento titulado “La máquina y la fórmula” se conjugan elementos de la ciencia y la ficción, el narrador (un escritor) nos cuenta cómo bosqueja la creación de su próxima novela (recurso metaliterario común en gran parte de la obra) desarticulando a través de ella las leyes físicas de la contradicción, proponiendo una nueva “posibilidad” de conocimiento que se concretaría con la destrucción del universo a través de la ya citada máquina.

Lo insondable es una novela o conjunto de cuentos, quien lo lea decide, que despierta múltiples interrogantes sobre la realidad o las posibilidades de la realidad a medida que avanza su lectura. El autor con una elaborada prosa es capaz de construir un universo que resiste desde la primera a la última página sin altibajos como representación posible de la realidad, porque como sostiene en su calidad de profesor de literatura el sudamericano Cirilo Llewellyn, personaje clave de la narración, “las fábulas [la literatura] pueden construir conocimiento sobre el mundo”.

“Cuentos para la sala de clases” por José Promis en El Mercurio

Lo insondable, el segundo libro de cuentos publicado por Federico Zurita Hecht, continúa con mayor agresividad discursiva el proceso de ruptura con la imagen material de la realidad que comenzó en los relatos de El asalto al universo (2012). En los trece cuentos que componen el nuevo volumen, Zurita se dedica minuciosamente a cuestionar las configuraciones miméticas del relato y a recuperar, a través de imágenes postmodernas, los estatutos propios de la ficción y de lo que tradicionalmente identificamos como arte literario. El resultado es un libro de exigente y trabajosa lectura. Sospecho, entonces, que vender muchos ejemplares de Lo insondable no es lo que le interesa.

Es difícil en corto espacio referirse a la complejidad que exhiben los relatos de Lo insondable. Se trata de historias minimalistas en las que la escritura no construye argumentos, sino que es utilizada para reflexionar sobre lo que se narra al mismo tiempo que se lo desconstruye. Valga la paradoja, son teoría ficcionalizada que lleva hasta el paroxismo la sutil reflexividad que Borges ingeniosamente incorporaba en sus relatos, y que en los cuentos de Zurita desconcertarán y agotarán la paciencia de los desprevenidos lectores que compren este libro para entretenerse. A lo largo de la mayoría de los relatos reaparece la preocupación por el estatuto óntico de la literatura. Las conclusiones a que los textos conducen, ya sea a través de las voces narrativas o de los personajes que se citan indirectamente, niegan el realismo naturalista y reafirman la naturaleza autónoma de la mímesis nacida del conflicto o la fricción entre el lenguaje y sus referentes. El texto literario, como demuestran los cuentos de Zurita, se sostiene sobre sus propios estatutos y reglas de transformación.

La naturaleza autónoma de la imagen literaria permite que el texto se alimente de sí mismo. Las consecuencias son variadas. Los epígrafes que encabezan el volumen han sido enunciados por personajes que aparecen en el interior de los cuentos, una estrategia metaléptica que según Gerard Genette elimina (imaginariamente) la frontera que separa a la realidad de la ficción y confiere a esta última el valor de la primera. Los personajes se trasladan de un cuento a otro asumiendo diferentes conductas y responsabilidades. Los narradores se fracturan: algunas voces se desintegran y adquieren una nueva verosimilitud al narrar desde la existencia de ultratumba. Otras se metamorfosean para insistir en la perdurabilidad autónoma de la imagen literaria: René Andrade, por ejemplo, el protagonista y fallecido narrador de uno de los cuentos, reaparece transformado en René Chaín en un relato subsiguiente. Asimismo, la ruptura postmoderna del territorialismo se percibe desde el inicio del volumen. Nada, o lo mínimo, queda en los cuentos de Federico Zurita de los barrios santiaguinos que tanto atraían a la generación del 50 o de los ambientes sofocados que presentaron escritores de generaciones posteriores. Lo criollo se ha reducido a un lugar llamado Puerto Azola (¿Arica, quizás?) sito en algún punto de Sudamérica y a una que otra alusión a localidades específicas de una ciudad de Santiago no mencionada. Chile se ha transformado en Sudamérica. Los personajes, desterritorializados también, son sudamericanos que interactúan con europeos en distintas ciudades de Europa, principalmente de Europa Oriental, preferencias geográficas que, según ha declarado Federico Zurita en entrevistas de internet, lo acompañan desde cuando, en la época de su juventud, la curiosidad lo llevó a interesarse por lugares como la antigua Checoslovaquia o Rumania, y ciudades como Praga, Bucarest, Budapest, Berlín o Moscú.

Lo insondable me provoca reacciones encontradas. Ahora que los llamados estudios culturales buscan poner en jaque el estatuto de la literatura, negando su condición de autonomía o descubriéndola en cualquier tipo de discurso, es encomiable que los escritores defiendan su espacio propio. Desafortunadamente, los cuentos de Federico Zurita apuntan a un público demasiado restringido, a especialistas y profesores de la academia con el tiempo suficiente y la pasión para diseccionar la filigrana de su arquitectura.

” La invasión juvenil: los nuevos narradores chilenos” por Roberto Careaga en El Mercurio

Adentro del Estadio Nacional miles de metaleros de todas las edades asisten con devoción a un nuevo recital de Iron Maiden en Santiago. El sonido es aplastante y se desborda por las calles aledañas, pero, en una casa ubicada al frente, el concierto apenas se escucha como un murmullo. Se oyen otras cosas. Se ven otras cosas. En la sede de editorial Hueders acaba de tocar la banda Paracaidistas y la música empieza a girar por cuenta de DJ Salinger. Corren cervezas en lata y piscolas en vasos plásticos, unos pocos bailan, la mayoría se reúne en grupos y hablan y hablan, sobre todo de literatura. Esta no es una fiesta cualquiera: el lanzamiento de la primera novela de Daniel Hidalgo (1983), Manual para robar en el supermercado , se convierte de pronto en el lugar perfecto para apreciar el nuevo paisaje de la narrativa chilena joven.

A cinco años de su primer libro, los cuentos de Canciones punk para señoritas autodestructivas , Hidalgo se movía en su fiesta saludando a sus pares que llegaron el evento: Simón Soto (1981), Diego Zúñiga (1987), Constanza Gutiérrez (1990), Pablo Toro (1983), Cristian Geisse (1977), Juan Manuel Silva (1982), Gonzalo Eltesch (1981) y Juan Pablo Roncone (1985), entre otros. Eran una muestra de un grupo mayor de escritores en torno a los 30 años, que en los últimos cinco o seis años han venido configurando lo que parece ser una renovación de la literatura chilena. Formados en la década de los 90, son los vástagos del boom de los sellos independientes, y en un inédito cruce de conexiones editoriales y lazos de amistad le están dando espesor y movimiento a una nueva escena.

Además de la novela de Hidalgo, Soto acaba de lanzar su segundo libro de cuentos, La pesadilla del mundo (Montacerdos); el poeta y editor de Planeta Juan Manuel Silva publicó su primera novela, Italia 90 (Calabaza del Diablo); Cristián Geisse edita la novela Ricardo Nixon School (Emecé), y Francisco Díaz Klassen presenta su cuarto libro, la novela La hora más corta (Alfaguara). Del año pasado aún se oyen ecos de los estrenos de Paulina Flores ( Qué vergüenza ) y Eltesch ( Colección particular ), mientras que el segundo libro de Camila Gutiérrez, No te ama , reaparece en el ranking de los más vendidos. Durante el 2016, Zúñiga y Matías Celedón tendrán nuevos títulos. “Definitivamente hay un impulso nuevo. Se aprecia un mayor interés de los lectores en la narrativa chilena actual, y eso se da por el surgimiento de buenos libros de autores jóvenes”, dice Eltesch, que también es editor de Penguin Random House.

“Después de muchos años han aparecido voces nuevas en la narrativa chilena. Voces interesantes que se están conectando con la sociedad, con sus lectores”, dice Sergio Parra, el dueño de la librería Metales Pesados, quien, junto con Aldo Perán, está detrás de una antología de narrativa chilena que en los próximos meses publicará la editorial peruana Estruendomudo. Ahí, entre relatos de consagrados como Álvaro Bisama, Alejandro Zambra y Rafael Gumucio, aparecerán textos de Zúñiga, Toro, Celedón, Soto y Roncone. “Sus libros están contando su experiencia de vida en una sociedad neoliberal”, agrega Parra.

En septiembre del año pasado, Alberto Fuguet asistió al lanzamiento de Qué vergüenza y fue uno de los que le pidió a Flores (1988) que le firmara su libro. “Siempre he estado atento a lo que se hace”, dice el autor de No ficción . “La gracia de leer a gente como Flores, Camila Gutiérrez, Hidalgo, Álvaro Bley, Soto, Díaz Klaassen o Matías Correa, es que te enteras, literariamente, del estado de las cosas del país, de la calle. No te cuentan cuentos y tienen una prosa tensa, moderna”, explica. “Sin duda, me intrigan”, agrega.

Más allá de la clase

Para el escritor Luis López-Aliaga “todo está por verse”. Por sus talleres literarios han pasado varios de los jóvenes narradores y, además, los lee con atención desde la editorial que dirige (junto con Zúñiga y Juan Manuel Silva), Montacerdos. Ahí ha publicado libros de Romina Reyes (1989) y Esteban Catalán (1984). “Hay un nuevo panorama editorial. Pero tiene que decantar. Estamos hablando de los primeros libros y sabemos que no van a perdurar todos sus autores”, dice. “No hay temas hegemónicos, eso es un signo de los tiempos, pero comparten espacios, zonas de la ciudad. Y a partir de Zambra se puso de relieve cierta clase media como temática que anteriores narradores no solían tomar. En estos nuevos autores eso aparece mucho más consistentemente”.

Varios de estos nuevos libros tienen como telón de fondo las ansiedades de la clase media: los cuentos de Reyes y los de Catalán, pero también los de Flores y Roncone, como la novela Incompetentes , de Constanza Gutiérrez, Italia 90 , de Silva, C olección particular , de Eltesch, parte de las novelas de Zúñiga, e incluso Manual para robar en el supermercado, de Hidalgo. Cada uno a su modo exploran lo que Camila Gutiérrez llama la “pequeña épica de miserias” de esa zona social, para hablar de múltiples temas: la pérdida de la inocencia infantil, el traumático paso a la adultez, la crisis de la educación chilena, la memoria, las fricciones sociales, etc. Nunca son vociferantes, son políticos desganados, la cultura pop es parte de su lenguaje y en algunos casos hacen lo inesperado: en su primer libro, Nancy , Bruno Lloret (1990) cuenta el destino trágico de una mujer en Tocopilla y mientras abre la mirada a la pobreza y las contradicciones religiosas que sobrevuelan el desierto, reparte por todas las páginas una serie de X que refuerzan la intensidad del texto.

También atípico es el nuevo libro de Gonzalo Maier (1981), Material rodante -publicado en España por Minotauro-, un diario de viaje de un hombre que proclama al pijama como la vestimenta perfecta, mientras que José Miguel Martínez (1986) lanzó el año pasado Hombres al sur , una novela histórica que hace del sur chileno del siglo XIX una zona salvaje y violenta. “Tengo la sensación de que todo lo que se está haciendo ahora es muy distinto entre sí”, dice Camila Gutiérrez desde Nueva York, donde estudia un máster de escritura creativa. Después de Joven y alocada -la película y el libro-, el año pasado lanzó No te ama , una novela que, entre otras cosas, sirve para asomarse a la contradictoria intimidad de los veinteañeros de hoy. En la escritura, directa, tensa e ingeniosa, está la clave del libro. Fue un superventas a fines del año pasado y aún le queda cuerda.

Gutiérrez no se siente parte de una generación: “Si hay algo que me fascina de la literatura es que a veces se establecen filiaciones mucho más misteriosas o impredecibles que las generacionales”, dice. Diamela Eltit tampoco cree en las edades; prefiere los libros. No ha podido seguirles la pista a tantos autores nuevos, pero algo le interesa. Nombra a Felipe Becerra, a Alia Trabucco y a algunos más que problematizan las etiquetas: “Matías Celedón (1981), por su fina posición narrativa y la solvencia que porta la poética en que organiza su relato. Yosa Vidal (1981), por su trabajo prolijo con la cita literaria y cómo reopera en tanto crisis social en la actualidad. Natalia Berbelagua (1986), porque presenta un imaginario literario menos formateado que me resulta revuelto, activo y punzante. Y, ahora mismo, La hora más corta, de Díaz Klaassen (1984): rompe los estereotipos cursis con los que trabajan la sexualidad muchas de las novelas e instala en un lugar de máxima intensidad una poética que anuda sin concesiones sexualidad y melancolía”.

Comunidad de afectos

En un momento del año pasado, Simón Soto terminaba los cuentos de La pesadilla del mundo en su casa y, en la pieza de al lado, Daniel Hidalgo hacía lo suyo con Manual para robar en el supermercado . Simón había acogido en su departamento a Daniel por unos meses. Quizás se trata de eso: de “una comunidad de afectos”, como dice Sergio Parra. “Mis mejores amigos son otros escritores, pero eso es algo natural. Edades similares, intereses parecidos, obras que se están escribiendo a la par, etc. Nos damos a leer lo que estamos escribiendo”, asegura Soto. “Espero que esta gente siga escribiendo y publicando con la vitalidad que lo ha hecho hasta ahora”, agrega.

Escribieron en el mismo departamento, pero no lo mismo. Mientras Soto exploraba cómo el horror se toma de pronto lo cotidiano hasta arrasar con todo, Hidalgo en su novela hace un retrato del Valparaíso agrietado de fines de los 90, una ciudad que también opera como el escenario del primer amor de un universitario llamado Manu. Hidalgo cree en los amigos, incluso en un nuevo impulso de la narrativa: “Sin embargo, no creo estar cercano a una nueva generación, con nuevas condicionantes, nuevas motivaciones, el esquema generacional se agotó hace mucho y, en el fondo, en cuanto a escritura, yo me siento una isla”, dice. Concede algo: desde la publicación en 2006 de Bonsái , de Zambra, algo empezó. Y Soto suma Caja negra , de Bisama.

Para algunos, el eco de Zambra aparece en varios de estos nuevos libros. Él, desde Nueva York, también duda de estéticas compartidas en estos autores. “Lo que compartes son cervezas”, dice. “Soy amigo de varios de esos escritores, he leído sus libros, han leído los míos, pero pienso que si ni ellos ni yo hubiéramos escrito nada, igual seríamos amigos. Con algunos de ellos he compartido manuscritos y eso es tan importante… Estoy casi completamente seguro de que sus libros influyen más en los míos que los míos en los suyos”, agrega.

Uno de los que ha compartido cervezas con Zambra es Zúñiga, que este año lanzará un volumen de cuentos, Niños héroes . Su tercer libro; el primero fue Camanchaca (2010), acaso el disparo inicial de este nuevo momento narrativo. Él duda. “Por ahora solo se esboza ese ‘nuevo momento’, porque la mayoría solo ha publicado un libro”, sostiene. Y agrega: “No sé si compartimos temas o estéticas. Me parece interesante que hayan aparecido otros paisajes -Cerrillos, Recoleta, La Florida, otro norte y otro sur-, pero todo es bien heterogéneo e incipiente. Aún es preponderante la influencia de la narrativa norteamericana, pero existe una conexión con la literatura chilena, no hay un quiebre ni mucho menos. Falta indagar más en nuestra tradición y descubrir otros autores. Huneeus, Wacquez, Alcalde. Eso podría desordenar el panorama”.

Zúñiga se mueve por la casa de Editorial Hueders saludando a amigos. Sigue sin escucharse Iron Maiden. Bisama, más allá, niega ser algo parecido a un padrino de esta generación. No importa que haya presentado el libro de Hidalgo y que esta semana lance el de Díaz Klaassen. Días más tarde, escribe un e-mail diciendo que le gusta lo que está pasando. “Es algo nuevo, que me parece fantástico porque se ha venido incubando en la última década y ha tenido relación con los cambios en nuestra industria editorial. Esa escena no estaba antes y es agradable que exista porque vuelve la narrativa chilena algo más complejo y diverso, mucho más riesgoso y extraño que lo que era hace quince años, cuando yo comencé a escribir ficción. Y el riesgo y la extrañeza son buenos. Siempre”.

”Hay un nuevo panorama editorial. Pero tiene que decantar”, dice Luis López-Aliaga.

”A veces se establecen filiaciones mucho más misteriosas o impredecibles que las generacionales”, afirma Camila Gutiérrez.

”Mis mejores amigos son otros escritores, pero eso es algo natural. Edades similares, intereses parecidos, obras que se están escribiendo a la par”, asegura Simón Soto.

“Sondear lo insondable” por María Teresa Castro en Letras en línea

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Días antes del lanzamiento de Lo Insondable, de Federico Zurita Hecht (Santiago: La Pollera, 2015, 210 páginas) intrigada por el misterio que transmite la portada barroca a cargo de Margarita Dittborn, me acerqué al stand de La Pollera Ediciones en FILSA 2015 a preguntar de qué trataba. Simón Ergas, uno de sus editores, sin poder clasificarla, me dijo “son cuentos que pueden ser leídos como una novela”. En efecto, una vez en mis manos el libro, pude comprobar que al igual que la primera obra de Federico Zurita, El asalto al universo(2012, Eloy Ediciones), Lo Insondable está compuesta por una serie de relatos (13 en este caso) que pueden ser leídos de manera conjunta, como una novela, o de manera independiente, como cuentos. Esta apuesta híbrida, sin embargo, no es sólo un recurso estilístico similar a los utilizados por Rodrigo Fresán, sino que además, en conjunto con la trama misma, permite que Lo Insondable se construya como una especie de novela/ensayo que pone en cuestión el realismo y las representaciones del mundo a partir de las infinitas posibilidades que entrega la ficción. Este debate se instaura precisamente en el primer relato, a través del personaje de René Andrade, un literato que, sumido en el debate del realismo, reflexiona “me tardé años en comprender que, por más que perfeccionara mi relato, la hoja desintegrándose en una totalidad armónica no podría estar jamás en mis palabras. Sin embargo, comprendí que, pese a no conseguir en ese intento inútil de espejo el mismo placer que conseguía cuando pisaba una hoja seca, sí se desplegaba en mí otro placer propio de las palabras retumbando en mi conciencia de un modo diferente (…) Pero una explosión me recordaba a la primera.” (13)

En términos generales, podría parecer que el único tema que une los relatos que componen Lo Insondable es la existencia de una máquina oculta en el sótano de una casa en Moscú, la cual, de ser puesta en funcionamiento, destruiría el universo. Sin embargo, la apuesta de Zurita va mucho más allá. No es arbitrario que los nombres se repitan, tampoco que la mayoría de estos personajes estén ligados al mundo de la literatura. Como no es arbitraria tampoco la explicación del funcionamiento de la máquina que realiza el personaje Cirilo Llewellyn – quien es precisamente un profesor de literatura – a su colega Petitpas: “no soy un matemático, pero sé sobre relatos, y una forma es precisamente eso. Todo comienza con A (…) y su activación a través de un procedimiento mecánico complejo denominado B debe producir invariablemente un fenómeno designado como C” (81-82). No pretendo develar por qué ni cómo el universo podría ser destruido por esta máquina, pero me parece sumamente relevante hacer el alcance de que este procedimiento sea largamente discutido y detallado precisamente por profesores de literatura y que la forma en la que el universo podría explotar guarde una estrecha relación con los conflictos que se producen en el realismo a partir de la ficción. Esta conexión es, a mi parecer, una elaborada y brillante forma de hacer metaliteratura a partir de la ficcionalización, incluyendo este mismo debate en las discusiones que entablan los personajes, y en la propia estructura del libro, que está constantemente poniendo en jaque este “choque de universos C”.

Lo Insondable es una obra arriesgada y ambiciosa que experimenta con la ficción, que nos transporta a diversos escenarios de Europa Oriental, y en donde desfilan literatos, como Andrade, Llewellyn, Petitpas, novelistas, como Gastón Inzunza, trapecistas, como Fernanda Madero y Lazlo Tarnovsky, pintores y hasta un bibliotecólogo, personajes que de algún modo se van repitiendo en los relatos y guardan alguna conexión entre ellos, estableciendo de esta forma una red que crea la sensación de que todo lo que les sucede guarda una conexión estrecha con la máquina. Pero Lo Insondable es también es una obra con pretensiones de ensayo que pone en cuestión temas relevantes de la literatura (como el realismo, las representaciones de mundo, los simulacros y los pactos de lectura) los cuales no sólo sirven para el desarrollo de la trama, sino que estos mismos relatos funcionan en cierta forma como una serie de argumentos que parecen justificar la idea de que la ficción permite que puedan coexistir dos universos contradictorios, en términos de Lo Insondable C y –C, sin que ello signifique la destrucción.

Para mi gusto Lo Insondable es una obra interesante y absorbente. El recurso estilístico que utiliza su autor de plantear el libro como novela compuesta por cuentos, y el minucioso trabajo que realiza al crear personajes con historias complejas y detalladas, las cuales se van conectando de algún modo a través de tiempos y espacios distintos, nos atrapa y nos invita a ir jugando con esas conexiones, las cuales muchas veces nos pueden resultar contradictorias, pero eso en mi opinión, es precisamente parte de la brillante estrategia del autor de jugar con la ficción y los universos contradictorios. Por otro lado, a través de sus 13 cuentos, Lo Insondable nos hace viajar, como el mismo autor colocó en los libros que firmó el día del lanzamiento, “de Bratislava a San Petersburgo”, un viaje por un escenario frío y lejano, por una Europa Oriental en diversos momentos de la historia, lo cual me parece un trabajo interesante dado que se desenmarca de los referentes habituales de la narrativa local. Quizás lo único que podría objetar es que en ciertos momentos lo teórico se apodera de la obra y ciertas reflexiones sólo pueden ser comprendidas si se tiene el conocimiento de los términos del debate, pero quién sabe, así como Lo Insondable propone que pueden coexistir diversas representaciones de mundo, que equivalen también a diversas interpretaciones, el autor busca también que su obra no pueda tener una sola lectura, y que se convierta también, como un universo, en algo insondable.

“El libro de los cinco cuentos sobre el caso Penta, con Hugo Bravo e Iván Moreira como protagonistas” por María José Quesada en El Mostrador

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Fueron 47 días los que  Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, ex controladores del grupo Penta, estuvieron recluidos en el anexo penitenciario Capitán Yáber, como medida precautoria dictada por la justicia chilena a comienzos de marzo  2015.

La connotación política y el revuelo social causado a propósito del destape de estos delitos de cuello y corbata, que como sabemos involucró a la plana mayor que ejerce el poder fáctico en este país, marcan un antes y un después en la relación político empresarial del sistema y un cambio de percepción en el modo de contemplar los sucesos por parte de la ciudadanía.

Inspirados en estos hechos de corrupción y decadencia política, los “Relatos del capitán Yáber- Cinco cuentos ideológicamente falsos”, publicado en diciembre 2015 por la Pollera Ediciones, intentan retratar -mediante la ficción-, la crispación e impotencia hacia una contingencia  político empresarial que no da para más; estos escritos son un símil –presentados como parodia- de este escenario decadente, hilarante a ratos, pero bastante atingente como acción literaria independiente, que utiliza este recurso de expresión perdurable, para describir una realidad timorata y efímera.

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Cinco historias y cinco autores producen esta antología. En él escriben: Simón Pablo Espinosa (La Hoguera), Federico Zurita Hecht (Historia del fin de los ladridos), Simón Ergas (Eco), Daniel Campusano (Las espinas del pescado) y L. Byron Watsabro (Anotaciones de una lagartija resfriada).

Son relatos cargados de impotencia y una fina ironía. “La Hoguera”, por ejemplo, está dedicada al mismísimo Hugo Bravo por abrir la caja de Pandora. “Historia del fin de los ladridos”, apunta a la indiferencia y descaro de los políticos involucrados. “Eco”, es una caricaturización de los correos electrónicos de Iván Moreira a Hugo Bravo; como olvidar el “Me tienes castigado, Hugo? Te estoy llamando hace 10 días. Trata devolverme llamada. Un abrazo”. “Las espinas del pescado”, escenifica el cotidiano descarnado de los políticos y su relación estratégica con el mundo empresarial. Y “Anotaciones de una lagartija resfriada”, se basa en estos escándalos para arremeter y reflejar -un tanto- el modo de ser de los chilenos.

Todas, ficciones que logran ser eco de situaciones aberrantes muchas veces naturalizadas en la inercia del cotidiano, un recurso literario que posibilita ser refugio memorial de hechos que no queremos seguir padeciendo.

” Editoriales chilenas se vuelcan a las traducciones” por Pedro Pablo Guerrero en El Mercurio

Sin mayor apoyo económico, armados solo de entusiasmo e intuición, son cada vez más los sellos nacionales, sobre todo independientes, que se lanzan a la tarea de volcar al castellano autores de todas las épocas y géneros. Si llegan a publicar la mitad de los títulos anunciados para los próximos meses, este año será uno de los más prolíficos en el difícil arte de traducir.

De ser un país consumidor de traducciones, Chile se va convirtiendo lentamente en productor. Tajamar destaca como uno de los sellos más dinámicos en esta especialidad, gracias al buen ojo de Óscar Luis Molina, traductor y asesor de la editorial.

A él se deben las versiones en español que se publicarán de “La mansión de lo distante y lo perdido”, de Thomas Wolfe, y “Narrativa completa” , de Nathanael West. Otros títulos del catálogo serán dos libros del brasileño Rubem Fonseca: “Agosto” y “Pequeñas criaturas” , traducidos por John O’Kuingtthons; la recuperación de la novela “Ciudad de Dios” , de Paulo Lins (en la versión de Mario Merlino), llevada al cine en 2002; “Seferis íntegro” , traducción y ensayo de Miguel Castillo Didier; “Antología poética” , de Charles Bukovski (trabajo de Paul Seaquist), y la primera edición íntegra en castellano de “Ensayos literarios” , de Ezra Pound, a cargo del crítico Tal Pinto.

Ediciones UC publicará “El bienestar de todos” , título que Pablo Saavedra, su traductor, dio al ensayo “Unto This Last” (1860), de John Ruskin. Esta obra marcó un giro en la trayectoria del célebre crítico de arte inglés haciéndolo entrar polémicamente en el campo de la economía política. El libro constituye una dura crítica a las consecuencias de la industrialización, que inspiró a socialistas cristianos, mereció la admiración de Tolstói e influyó mucho en Gandhi.

“Tel quel” , célebre volumen de aforismos de Paul Valéry, será publicado por Alquimia, al igual que “El innombrable”, de Samuel Beckett, y “El infinito narcótico”, volumen que reúne los textos de Walter Benjamin sobre las drogas. Tácitas, por su parte, editará “Notas sobre La rama dorada de Frazer”, de Ludwig Wittgenstein. La traducción, prólogo y notas están a cargo de Carla Cordua.

“Wanderlust. Una historia del caminar” , de Rebeca Solnit, y “El vuelo de madrugada” , del brasileño Sergio Sant’Anna, son las apuestas internacionales de Hueders.

Ediciones UDP publicará “Conversaciones con James Joyce”, traducido por el mexicano Juan Antonio Montiel, y “Ensayos” , de Allen Ginsberg, a cargo de Rodrigo Olavarría, autor de las versiones de “Aullido” y “Kaddish” publicadas por Anagrama.

La Pollera tiene listos “Cartas desde la Tierra” , de Mark Twain -ilustrado por Rafael Edwards-, y “Memorias de un amnésico” , del compositor Erik Satie. Ambos libros traducidos por Fernando Correa Navarro.

“Gabriela Mistral, una rebelde pensadora” por Ana Leyton en Piensa Chile

Fuente: Piensachile

Parece que sobre esta insigne escritora todo estuviera dicho, sin embargo, mientras más se lee de ella, más deseos dan de seguir indagando sobre su pensamiento, hasta llegar a la conclusión de ¡qué poco conocemos en Chile sobre esta mujer! quien fue capaz de mostrar caminos a seguir en tantas partes del mundo.

En Gabriela Mistral, la palabra se hace cargo de la situación social, política, económica, cultural, educativa, histórica de un país, para traducirse en un compromiso con la humanidad que la conduce hasta la poesía, como una manera de llegar a un estado máximo del arte de escribir.

Quiero dejar en claro que esto no responde a un estudio investigativo sobre Gabriela, más bien es un encuentro con su defensa rebelde, una defensa de raíz desde lo local hasta América Latina y hacia el  mundo, porque si realmente hay alguien en este país que hizo una defensa transparente, sencilla y asertiva e incorruptible de nosotros, olvidados seres humanos de este lado del mundo, esa fue Gabriela Mistral; una referencia que nos salva aún de lo que ya no somos y de lo que queremos ser y construir como futuro.

Cuando más se lee a Gabriela, más grande se nos hace, por lo tanto, no me puedo referir detenidamente a toda la diversidad de temas que han sido problemáticas de sus crónicas, artículos y ensayos aparecidos en diarios y revistas del mundo occidental, verdaderos discursos sobre política. Se cuentan más de 700 de estos escritos, donde se destaca su defensa identitaria, su amor por la libertad, su propuesta de autosuficiencia americana de acuerdo a las propias necesidades de sus habitantes, la importancia de la educación para el fortalecimiento de los valores; ya sea, en los aspectos políticos, económicos y culturales, marginados de la cultura dominante, en tanto la tierra, el indígena, los niños, la clase trabajadora y la mujer.

Cuando aún nadie hablaba de defensa ambiental, esta defensa se encuentra implícita en sus escritos donde hace descripciones geográficas de países de América Latina; encontramos algunos en el libro “Gabriela anda por el mundo” de Roque Esteban Scarpa, cuando describe en prosa poética, la naturaleza: montañas, minerales, ríos, árboles, aguas; la historia, los pueblos de América, el sol americano, la cordillera de los Andes y mucho, mucho más, como fundamento de identidad y defensa “ecológica” (aunque en ese entonces aún no se conceptualizaba la palabra); emociona ver cómo en este caso su palabra se hace profética, ya que hoy, nos encontramos frente a graves problemáticas de destrucción de nuestra naturaleza, de exterminio de nuestras comunidades y saqueo de nuestros recursos.

Hay un libro sobre Gabriela Mistral, escrito por Matilde Ladrón de Guevara, quien siendo muy joven se desplaza a Nueva York para vivir con ella durante un año y escribir sobre su vida, libro que hace con el consentimiento de Gabriela; de esta vivencia humana y periodística, escribe este libro que en Chile apenas se conoce y que apareció a través de la editorial de la revista “Hoy” durante los años 80 en una edición resumida y en tres capítulos con el nombre de “La rebelde Gabriela” la edición completa tiene el nombre de “Gabriela Mistral, rebelde magnífica”.

Quiero destacar, la espontaneidad y naturalidad con la que Matilde va contando cotidianamente la vida de Gabriela, la empatía mutua que la hace escribir, elocuentemente, desde la palabra femenina. MLG, esta mujer chilena escritora y poeta de la generación del `50 quien también ejerció el periodismo, incluso como reportera fuera del país.

Cito esta antología como referente, ya que la visión de Gabriela que describe esta autora nos la muestra natural con su quehacer de escritora, nos dice que escribe como respira, se comunica e interactúa como camina, sin performance, sin ambages, sencilla y chilensis como cualquier ciudadano honesto de nuestra patria, un ejemplo de asertividad y carácter a seguir por quienes buscan, incansablemente, la palabra poética, política o periodística, que en Gabriela son indivisibles.

Desde este estado valórico transparente, propuso un estado ideal para América Latina. Su propuesta fue desde el origen:

*Su interés por la tierra que la lleva a un juicio político y económico

*Su interés por el indio que nos remite a una preocupación política y social

*Su interés por la mujer que demuestra una inquietud política y cultural

La tierra, el indio y la mujer nos conducen a una problemática de poder, vigente en nuestros días, situaciones que aún los gobiernos no han sido capaces de resolver y que además, a partir del trauma histórico y retroceso provocado por la dictadura, se han acentuado cada vez más en los últimos gobiernos.

Sus crónicas se encuentran desarrolladas a través de un lenguaje sencillo, capaz de comunicarse con la gente más modesta, trabajadora, marginada de los poderes centrales y de aquella clase beneficiada como elite intelectual. Su preocupación por la clase de donde proviene la enaltece; cuando vemos un discurso enriquecido por su inteligencia, su sensibilidad, conocimiento y experiencia, que no la hacen olvidar su raíz de campesina humilde, de india del valle de Elqui como lo decía con decisión y dignidad.

El pensamiento de GM ha sido compilado a través de cartas dirigidas a sus amigos, escritores, políticos, intelectuales, también a través de artículos que ella llamó “recados” publicados en diarios y revistas de  Chile y el mundo, estos recados que tienen la extensión de un breve ensayo, donde expone sus ideas críticas y sugerencias.

Los temas de Gabriela siempre apuntan a todo pensamiento que tenga que ver con el devenir de la humanidad, lo que demuestra su gran capacidad de construir cultura y sociedad a partir de la palabra, ya sea poética o periodística.

Dice Luis Vargas Saavedra, compilador del libro “Recados para hoy y mañana” que GM tuvo la capacidad de percibir los “signos de los tiempos”. En estos textos no sólo queda de manifiesto la excelencia de su prosa, sino la visión profética contenida en ellos, lo que hace que estos escritos tengan una vigencia perdurable.

En el libro de Jaime Quezada “Bendita mi lengua sea” se define un objetivo testimonial, ya que este diario rescatado de Gabriela, nos da cuenta de muchas cuestiones que de no ser por ella, no las sabríamos; por ejemplo, el sentimiento amerindio que nace como una defensa de nuestra raíz frente a la pedantería de la generación del 98 en España, quienes durante tantos años, han sido valorados en las aulas de nuestro Chile incluso en las de muchas universidades y que sin embargo, siempre miraron a los habitantes de América Latina con menoscabo. Gabriela nos hace una apelación, ya que al leer este pasaje de su diario, es imposible que nos quedemos impasibles y no cambiemos nuestro pensamiento ¿por qué seguir admirando a quienes nos maltratan con su gesto déspota? Ella da cuenta de una crítica consistente de lo que fuera el pasaje de la historia de la cual se enaltecían estos hijos de la conquista, henchidos de nacionalismo español.

Nunca olvida su raíz vaya por donde vaya esté con quien esté, sus comentarios, sus críticas siempre las hace desde una concepción referencial del lugar donde nació y desde allí hacia la visión de AL para el mundo. Están siempre presentes la defensa de la tierra americana y sus hijos amerindios.

En recados para hoy y mañana del compilador Luis Vargas, nos encontramos con uno cuyo título es “Celebración del 12 de octubre en las Antillas”, fechado en el año 1933 donde nos evidencia su crítica dura hacia la conformación de la mentalidad y actitud del español frente a AL, su insensibilidad y su poderío de superioridad racial, hace crítica dura hacia la destrucción de la religiosidad ancestral; la nuestra, en relación a la occidental que, pregonaban con la violencia de la tortura, la muerte y la insensibilidad del catolicismo frente a esto.

También encontramos otro artículo cuyo nombre es “El recelo histórico entre las Américas” fechado en 1948, donde se evidencia el gran conocimiento sobre política internacional que Gabriela maneja, una cantidad de elementos dentro de lo que es la política económica, cultural, educativa, incorporando conceptos de “capitalismo” “clase trabajadora” “seudo democracia” en fin… conceptos aún vigentes tal como fueron tratados en sus escritos y que nos recuerdan a través de su asertividad nuestros olvidos y compromisos, en muchos casos.

También escribió “Pueblo soberano inculto” con fecha 1941, donde evidencia el peligro que existe para la democracia cuando ciudadanos incultos deben tomar decisiones en las urnas, lo que evidencia además, su gran preocupación por la educación de la clase trabajadora y pueblo en general; actualmente vigente en lo que es la corrupción de los gobernantes elegidos, repetidamente, por el mismo pueblo.

GM también tiene artículos donde recoge su pensamiento sobre el movimiento femenino chileno que se inicia en la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer, muchos de ellos los encontramos entre los años 1925 y 1928, la mayoría en el Mercurio de Santiago. Nombro tres de ellos que aparecen en el libro “Por la Humanidad Futura” antología política de GM, publicada recientemente por Diego del Pozo a través de La pollera ediciones. Cito algunos:

*“Organización de las mujeres” 1925. Ironiza, diciendo que el feminismo en Chile parece más una especie de “tertulia, más o menos animada”. Alude y llama más bien a formar organizaciones feministas desde una mirada de clase. Todo pensamiento en Gabriela convoca a una mirada de clase, en realidad hay que decirlo, critica el carácter burgués de este feminismo que se encuentra bien lejos de resolver realmente las problemáticas sociales de la mujer.

*“Feminismo, una nueva organización del trabajo” en 1927, toca el tema del trabajo en la mujer, analizándolo desde la perspectiva de la naturaleza femenina, concluye proponiendo tres tipos de trabajo, uno sólo para hombres, otro sólo para mujeres y otro para mujeres y hombres. La mujer, al igual que el hombre, trabajador, obrero, se expondría a una injusta sobreexplotación, ya que expresa la falta de justicia para la clase trabajadora, en tanto no se resuelva el problema laboral de la clase trabajadora en general, hombres y mujeres, no se puede definir con justicia la organización del trabajo femenino, aún más en el caso de la mujer que también tiene un rol insoslayable en la educación y cuidado de sus hijos.

*“El voto femenino” habla de ello en un artículo del año 1928 y sólo en 1949 se legisla totalmente sobre el voto femenino. Vale recordar, que ella recibe el premio Nobel de literatura en circunstancias que en Chile aún la mujer no era reconocida como capaz de emitir un voto en las urnas.

Gabriela fue irónica con las feministas de su tiempo, pensó que no eran lo suficientemente inteligentes, ya que tenían muy poca visión respecto de un cambio sistémico en el orden de lo laboral, las veía poco comprometidas con la mujer trabajadora y veía que se entrampaban en cuestiones que poco tenían que ver con una verdadera condición de libertad. Las ve con muchos más sentimientos personales que con razón. Las ve como un grupo de damas de clase alta, haciendo guiños a posturas artificiales y que no llegan a una mayor profundidad en la problemática.

Actualmente, por ejemplo, se dice que la mujer se liberó porque trabaja. Pero, cuando llega a la casa lo único que hace es seguir trabajando. También se habla de la liberación sexual de la mujer, pero la realidad crítica nos muestra cómo cada vez y con mayor intensidad la mujer se ve convertida en un producto de mercado, donde poco tienen que ver sus verdaderos intereses de respeto e igualdad, ya que los parámetros sociales y culturales vigentes siguen siendo los instaurados por el hombre; en todo caso, no sólo la mujer está convertida en producto de mercado actualmente…

En resumen, GM la poeta, política, periodista, escritora, instauró un pensamiento aún vigente que podría servir de base para la construcción de nuestra sociedad. Pasa que la conocemos poco, pasa que su pensamiento no está incorporado en los planes y programas de estudio que tanto nos determinan, pasa que aún no hay suficiente valoración hacia ella.

No sirven tantos homenajes, seguimos con el sólo aprendizaje de dos o tres de sus poemas en las aulas de nuestro país, en circunstancia que nos estamos perdiendo la construcción de una sociedad mejor a partir del pensamiento vigente de Gabriela.

Ahora que se habla desde el oficialismo y fuera de él sobre asamblea constituyente, me gustaría saber  si son y somos capaces de considerar como claves de una nueva constitución el pensamiento de Gabriela, ya que ese sí sería un verdadero homenaje a esta librepensadora chilena que deja de manifiesto su adhesión al sueño bolivariano.

Su defensa de América Latina es transversal, despierta un sentimiento responsable y referencial sobre lo que significa nuestra tierra, la naturaleza latinoamericana, desde la conciencia que defiende lo local y nuestras raíces amerindias, pero no como un nacionalismo ciego y ensimismado, sino hacia una concepción latinoamericana y universal.

Me quedo, principalmente, con su visión latinoamericanista y a partir de esta reivindicación territorial, soñar con fundar una política educativa para despertar a este “pueblo soberano inculto” del que nos hablara y así, poder incorporar el amor por un territorio que requiere por sobretodas las cosas ser defendido. Como ella dijo “Maestro: enseña en tu clase el sueño de Bolivar, el vidente primero. Clávalo en el alma de tus discípulos como agudo garfio de convencimiento….Divulga la América…” y termina diciendo, “… no seas un ebrio de Europa, un embriagado de lo lejano, por lejano extraño, y además caduco, de hermosa caduquez fatal” (“El grito”).

Actualmente, hay mucho que deshacer y hacer en educación, una educación que parece caminar hacia delante, pero camina en un sentido bien distinto a la propuesta de Gabriela. Yo soy profesora de Castellano, he podido bien poco sobrevivir al sistema educativo, que siento está cada vez más entrampado y sujeto a paradigmas dictatoriales y odiosos.

La importancia de la defensa de una cultura de raíz se hace urgente en nuestras salas, sentir el amor que tanto necesitamos para defender nuestra tierra. No deberíamos permitir más el menoscabo de nuestros pueblos amerindios, de estas tierras explotadas por el extranjero, que hoy se traduce en todo lo mega, megaminería, megacultivos, megacomercio. Aquí me detengo para recordar casos como el del pueblo de Caimanes, Alto Maipo, Pascua Lama y hoy, la amenaza del TPP, que convierte las semillas en propiedad privada ¿Es así como le hacemos honor a una de las más importantes pensadoras de nuestra América? Entonces, basta de tanto homenaje a Gabriela y pongamos más empeño en poner en práctica su pensamiento; profundicemos esta “América, América, todo por ella, porque todo nos vendrá de ella ¡desdicha o bien!”

La autora, Ana Cristina Leyton, es escritora perteneciente a La Sociedad de Escritores de Chile (SECH), Filial Gabriela Mistral, Región de Coquimbo.

“El universo conectado de Zurita” por Felipe Valdivia en Revista Terminal

Fuente: Revista Terminal

Se dice, popularmente “que las cosas siempre pasan por algo” y que todos –indirectamente– estamos conectados de alguna manera. Esa es, al menos, la sensación que queda al leer Lo insondable (La Pollera Ediciones, 2015), el último libro de Federico Zurita Hecht, el cual está conformado por trece cuentos, cuya línea argumental gira en torno al peligro que representa la activación de una máquina, instalada en el sótano de una casa en Moscú, que podría destruir el universo.

Pero estos trece relatos son más que eso. Hay algo más profundo ahí, una línea que se extiende a lo largo de la obra, un concepto referente a la experimentación que el propio autor se propuso en torno al descubrimiento de las palabras. Las palabras y las cosas. Es que estas historias entrelazadas entre sí, surgen como una necesidad de cuestionamiento sobre un mundo sumamente misterioso, en suma, un viaje intenso a través de la exploración de la historia que parece repetirse como un ciclo circular.

Esta última idea parece disparatada y al voleo, pero queda en evidencia a medida que se descubre que los personajes van repitiéndose una y otra vez. Hay chilenos, albanos, alemanes, rusos y mexicanos, cuyas historias de alguna manera están conectadas, como si el autor tratara de decirnos –entre líneas– que el viejo cliché (el mundo es muy chico) sí es real.

Desde mi punto de vista, hay un guiño a Bolaño, dado que estos personajes con voces distintas, protagonizan un mismo hecho, pero en versiones diferentes, los cuales, en algún minuto, deberán congregarse sí o sí en torno a algo (¿el universo?).

Tal como se afirmaba en el comienzo, esta “sincronía” tiene que ver con que Lo insondable también puede ser leído como una muy buena novela, porque nos volvemos a encontrar con esos personajes, cuyo conflicto parece ser algo que va más allá de un simple argumento literario. Tiene que ver, a mi juicio, con algo más trascendental, más filosófico si se quiere; en definitiva, este libro nos habla (y nos hace pensar) en el espacio, sitio y tiempo que ocupamos en el mundo.

Hay otro concepto también que cruza toda la obra, pero que no puede ser visto como un elemento casual, dado que nos ayudará a entender la intención o idea central de los textos. Se refiere a la muerte, la cual se encuentra presente en varios de los relatos que componen el libro y que arrancan, precisamente, con ese concepto.

Disolución del universo comienza así: “Mi muerte (y esto es algo que hoy, ya fuera del tiempo, yo, nombrado René Andrade en alguna época, puedo fingir que cuento con serenidad) llegó inesperadamente una tarde a comienzos del otoño de 1955, luego de despedirme de Catalina Mújina, mi novia ya desde hacía tres años y compañera, por igual tiempo, en mis estudios de Lenguaje y Literatura, con quien había pasado aquel día un agradable rato en el viejo Café San Marcos, cercano al campus”. Lo interesante es que en esa primera frase se conjugan las ideas que mencionábamos anteriormente y que rondarán a través de distintas metáforas sumamente acertadas en los distintos relatos y que Zurita sostiene astutamente hasta el final del libro, como la que ocupa de forma audaz en la historia de una vieja trapecista: “se requiere de una gran fortaleza para resistirse al vacío, pues muchos, de tan grande que es el miedo a caerse, prefieren arrojarse”.

En El catálogo perfecto el narrador arranca diciendo: “Mi muerte (y esto es algo que hoy, ya fuera del tiempo, yo, nombrado René Chaín en alguna época, cuento sin escatimar frustración) llegó inesperadamente una mañana de otoño de 1955 tras ser asesinado por el conductor de un Strudebaker Starlight Coupe color verde agua en las puertas del Centro Universitario de Estudios Árabes, en la calle Las Morias”.

Entonces, si la muerte está presente en casi toda la obra y actúa como telón de fondo en la vida de los distintos personajes, surge la pregunta válida que uno como lector puede hacerse: ¿desde dónde escriben o hablan? Zurita es tremendamente prolijo, porque no descuida ese detalle y se encarga él mismo en responderlo, a través de la voz de un personaje: “Hoy, muerto ya, eso no importa”.

Quizás lo único que se podría reprochar de Lo insondable son sus constantes alusiones a países de Europa Oriental, porque es ahí donde transcurren la mayor parte de las historias. Reprochar, dado que parece un mundo totalmente ajeno al nuestro y que eventualmente podría constituir un obstáculo de entrada a la trama de éstos. Pero eso parece ser lo más atractivo de la obra de Zurita, su valentía y arrojo al escribir un libro (cuentos o novela, ya da igual), cuyo único objetivo es plantearnos un interesante viaje a un mundo en constante cuestionamiento.

“Los mejores libros de las editoriales independientes publicados en 2015” por Marco Fajardo en El Mostrador

Fuente: El Mostrador

Novelas locales, teatro, poemarios y reediciones de clásicos chilenos y extranjeros figuran entre los libros más destacados publicados este año por las editoriales independientes, según un listado realizado por El Mostrador Cultura+Ciudad.

Allí se mezclan autores del Olimpo como H. D. Thoreau, Gabriela Mistral y Alfonso Alcalde  con los nombres de las poetisas Fanny Campos y la canadiense Anne Carson. También hay autores consolidados como la actriz y dramaturga Nona Fernández, junto con escritores que vienen pisando fuerte (Felipe Reyes) y debuts destacados como Gustavo Bernal.

Todo esto en un año de afianzamiento del sector, especialmente la Cooperativa de la Furia del Libro, que incluso logró abrir su propia librería en la comuna de Providencia (Avenida Salvador 1319, a pasos de Santa Isabel, Metro Santa Isabel).

Poesía y teatro

Sin duda cabe destacar algunas novelas. Entre ellas figuran “Rabiosa”, de Gustavo Bernal (Libros de Mentira); “Chilean Electric”, de la actriz y escritora Nona Fernández (Alquimia), “Nancy”, de Bruno Lloret (Cuneta) y “Corte”, de Felipe Reyes (Calabaza).

Entre los poemarios, en tanto, brillan “Hysteria/Hystrion”, de Fanny Campos (Ajiaco), y “El ensayo de cristal” de la canadiense Anne Carson (Cuadro de tiza).

Para seguir en este género, “Inmuebles”, de Gustavo Barrera, es un buen ejemplo de enorme calidad. En palabras del escritor Thomas Harris, “es un libro que recoge nueve momentos de la escritura de Gustavo Barrera, que a medida que se internan en la episteme del nuevo milenio (la data es de 2001/2010) configuran una suerte de grito vacío, sin las ondas acústicas de un Munch, por ejemplo, sino un grito binario, fantasmático, pornográfico, deseante, sin centro y, sobre todo, aparentemente contenido en su barroco infratextual”.

“Porque Gustavo Barrera construye en este libro, ladrillo a ladrillo espectacular y virtual, precisamente un ‘inmueble’ es decir un espacio habitable, pero vacuo, donde el ‘mobiliario’ (incluso los mismos muros de cristal como ‘El gran vidrio’ de Duchamp) es un espejismo refractante y discursivo en que la literaturidad no cuenta y donde se cruzan  (mitológicamente) todos los sueños de la razón que constituyen nuestras pesadillas post”, señala Harris.

Portada Inmuebles Difusión

Otro texto destacado es la premiada obra teatral “Gastos de representación” de Alejandro Moreno (Editorial Sangría), ganadora de la XVI Muestra Nacional de Dramaturgia. Allí una voz masculina ha pagado por hablar con su hija y está esperándola, pero una voz femenina interrumpe para negociar una tarifa mayor.

Se trata de un texto radical sobre la voz y sus economías, que expone eso que queda detrás de los dos puntos en un texto teatral: una solución al problema dramatúrgico de la voz que intenta llegar a su rol, para generar así un diálogo.

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Reediciones

Pero si hay espacio para lo nuevo, también hay un rescate de lo clásico, como “Qué aprovechará el hombre”, de H. D. Thoreau (Alquimia).

Un buen ejemplo en esta línea es “Por la Humanidad Futura. Antología política de Gabriela Mistral” (La Pollera Ediciones), que reúne textos más reflexivos de la Premio Nobel de Literatura.

Desde los diferentes países donde residió a lo largo de su vida y en los que se compenetró con la cultura, las personas y los niños, Mistral escribió cientos de artículos que abordan temas de contingencia política, social o del ámbito de la pedagogía.

Tapa

Esta selección realizada por Diego del Pozo incluye textos inéditos y otros publicados en medios de comunicación que recorren, junto con la autora, cuatro décadas de América y Europa. Su prosa analiza y propone, juzga y rescata; en ella están presentes los problemas, los inocentes, los culpables, educadores, artistas, dictadores, gobernantes y los que verdaderamente están haciendo algo por la paz, la educación de los niños y la humanidad futura que a ella especialmente preocupó.

Otra joya es una traducción, por primera vez en español, de un texto que salió por primera vez en Francia en el 2006: “El hombre semen” (Edicola).

Se trata de una novela testimonio ambientada en Provenza, Francia, y escrita por Violette Ailhaud, la mujer francesa que vivió en primera persona la historia narrada. Cuando ella murió en 1925, en su testamento había un sobre que no podía ser abierto por el notario antes del verano del 1952. Después de su abertura la consigna indicaba que su contenido, un manuscrito, debía ser confiado al mayor de los descendientes de Violette, de sexo femenino exclusivamente, que tuviera entre 15 y 30 años. Yvelyne, 24 años, se encontró en posesión del texto que conforma este libro.

La novela cuenta una historia ocurrida en las montañas de la Provenza, donde la guerra ha sustraído a todos los hombres de la aldea. Agotadas por la fatiga y por la falta de amor, con el sentido práctico y la determinación que siempre las caracterizaron, las mujeres establecen un pacto: el primer hombre que llegue a la colina será de todas. Hasta que llega…

El hombre semen_Tapa_Web

Otro texto que brilla es “El arado de cinco dedos y otros textos”, obra poética reunida de Alfonso Alcalde (Das Kapital Ediciones), un libro con biografía propia, en palabras de Cristián Geisse.

“Definido por su autor como ‘humano, mágico, roñoso, imposible, incongruente, digno y bello’, también llegó a considerarlo ‘un carajo, que destruyó muchas vidas hermosas, que se echó al bolsillo los sentimientos más nobles de la condición humana, que se sentó en la diferencia, que dio muestras de un siniestro egoísmo’. Sea como sea, lo cierto es que con esta publicación se concreta el rescate de un libro clave para la poesía chilena del siglo XX,  la reedición de una especie de clásico oculto de nuestra producción literaria”, escribe Geisse.

“Cuentos ideológicamente falsos”: Lanzan libro de relatos basados en la corruptela política del Chile actual” en The Clinic

“Relatos del Capitán Yáber” es el título de un reciente libro de cuentos basados en los líos de corrupción de la clase política destapados este 2015.

El libro, que anuncia en su subtítulo “cinco cuentos ideológicamente falsos”, toma su nombre del anexo penitenciario donde los dueños del consorcio Penta -involucrado en financiamiento irregular de campañas políticas- Carlos Lavín y Carlos Délano, pasaron parte de su prisión preventiva.

En el volumen, tal como detalla la editorial La Pollera, hay “historias de los mismos personajes que cayeron con el caso Penta y los políticos involucrados, caricaturas de partidos políticos, parlamentarios completamente indiferentes y la formación de abogados en endurecidas lagartijas”. Los escritores que forman parte de este volumen son Simón Pablo Espinosa, Federico Zurita Hecht, Simón Ergas, Daniel Campusano y L. Byron Watsabro.

El libro puede ser encontrado en librerías o en la página web de La Pollera Ediciones para su compra on-line.

Además, para promocionar el lanzamiento publicaron un video-montaje con una irónica entrevista a Jovino Novoa en Tolerancia Cero.