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“Diego del Pozo y antología de la poetisa: “Mistral hizo política toda su historia. ¡A los 17 años ya estaba en eso!” por Maximilano Arce en La Segunda

Alrededor de 50 artículos y casi 200 páginas. Esas son las dimensiones de la recolección de la prosa política de Gabriela Mistral que ha hecho Diego del Pozo durante doce años, que será plasmada en el libro “Por la humanidad futura, Antología política de Gabriela Mistral” que será lanzado este año en la Biblioteca Nacional junto con La Pollera Ediciones. Licenciado en Letras con mención en Literatura y Lingüística Hispánica en la UC, decidió quitar el término “prosa” al título del libro porque era muy amplio: discursos, mensajes, apuntes, anotaciones manuscritas inéditas, cartas y opiniones en semanarios y diarios.

-¿En Chile hay más nerudianos o mistralianos?

-Me encantan los dos. No se enfrentan. Entre ellos tienen una relación encantadora. Tenemos la suerte de tener una poeta y un poeta, los dos Nobel en un país. La discusión es irrelevante.

-¿Hay algo que le llamó más la atención recolectando textos?

-“Imagen y Palabra, el cinema, la radio y la TV en los problemas educativos” del 54 en la Universidad de Columbia. Encontré ese discurso en la Biblioteca de Washington que da en un seminario o charla intelectual, y habla de cómo ocupar estas tecnologías nuevas en la educación. Me sorprendió al leerlo porque me di cuenta de que no lo hicimos.

-Siempre quiso cambiar las cosas.

-Hace política durante toda su historia. Hay un artículo que publicó en 1906, cuando tenía 17 años, relacionado con la formación de la mujer. ¡A los 17 años estaba en eso! Era muy despierta, intelectual desde muy niña.

-¿Sería actual en la discusión educacional?

-De alguna manera leerla hoy nos puede conectar con un proceso de formación muy similar. La historia es cíclica. Leerla con más atención puede contribuir no sólo a nuestra identidad cultural, sino en cómo construir el país que estamos haciendo.

-¿Cómo entraría hoy en el debate sobre el rol del profesor?

-El peso que tuvo fue que hacía clases públicas en los cerros, invitaba a los niños a que fueran a clases. Ese acto está respaldado por lo que ella creía de la función del profesor. La Mistral entra en el debate del país en cómo quiere que nos conozcamos entre nosotros. Ojala todo profesor la leyera.

-¿Falta inspiración de Mistral en la discusión pública?

-Falta ponerla sobre el tapete, pero para eso hay que ir a Puerto Rico a la Biblioteca. No están esos textos.

-Ponerla en más listas de lectura.

-Bueno, está… Algo.

-Es un pincelazo.

-Pero eso pasa con todos. No hay una cizaña especial con ella. No hay nadie que quiera ponerla sobre el tapete.

-¿Qué tendrían que leer los parlamentarios para que se inspiraran?

-Lo que vamos a sacar y el “Poema de Chile”. Sobre la prosa, hay muchas cosas interesantes, el tema es tratar de revivirla hoy. Si hay que partir por alguna parte, lo haría por el Poema de Chile.

El epistolario mistraliano

-¿El libro es una valoración a su aporte y originalidad?

-La Mistral es una intelectual atemporal, como Da Vinci, Aristóteles. Si ya han pasado 50 años y todavía no hay un reconocimiento, no sé cómo cambiarlo. El Nobel antes del Nacional de Literatura es casi vergonzoso. Eso fue faltarle el respeto.

-¿A quién le escribe Mistral?

-A muchos intelectuales latinoamericanos. En particular a José Vasconcellos, encargado del proceso de educación en México, como el ministro de Educación.

-¿Qué importancia tuvo?

-Él la viene a buscar y se la lleva a México. Se abraza con el latinoamericanismo y trabaja en el proceso educativo mexicano, con la alfabetización rural. En la mitad de Chiapas, la escuela pública más importante lleva su nombre.

-¿Con qué políticos se relacionaba más?

-Con Pedro Aguirre Cerda tuvo una relación importante. Con Frei Montalva también, muy significativa. Era una especie de ejecutor de todos los pagos y despagos de Gabriela Mistral en Chile.

-¿Con quién más se cartea?

-Tiene un epistolario enorme. Thomas Mann, François Mitterrand. Pero tengo reparos sobre antologías epistolares. Es frágil decidir tomar artículos que no fueran publicados, como estos apuntes, a publicar cartas íntimas de una persona.

-¿Habría publicado las cartas con Doris Dana?

-No. Me parece de poca densidad cultural. Quedan muy bobas las dos. Las dos son personajes muy altos y las muestran hablando de platas, pagar arriendo. Les hace un daño a ellas dos.

-¿Y aportaron en algo?

-Creo que no. Ni siquiera la discusión que quedó, la más jugosa, sobre su homosexualidad tampoco queda zanjada. Hay epistolarios con hombres, como Magallanes Moure, con Romelio Ureta. Hay amores de la Mistral antes, e incluso más fogosos que los que puedes encontrar en “Niña Errante”.

-¿No era homosexual?

-El amor del que se habla en ese libro a mí me pareció platónico. Medio de madre-hija. Medio complicado. Pero de ahí a ser abiertamente una declaración sobre lesbianismo y abrazar el discurso lésbico sobre toda su obra, no. Fue irrelevante, casi vergonzoso.

 PERFIL ACADÉMICO

-Editor de la última edición de “Poema de Chile”.

-Magíster en Literatura en la Universidad Católica.

-PhD en Historia y Patrimonio Cultural, en la Universidad de Helsinki, Finlandia.

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